Hola a todos y todas,
Hace unas semanas, fui a cenar a casa de una pareja de amigos, que conozco desde la infancia. Él se llama G. y ella Mr. y tienen un niño genial ,que se llama C.
Son de esos amigos que hacen que cobre sentido la frase: "Los amigos, son como las estrellas, no siempre las ves, pero sabes que siempre están allí".
Tanto con G. como con su mujer Mr., nos conocemos desde pequeños, ya que vivíamos en el mismo barrio y siempre hemos estado en contacto de una u otra forma. La amistad con G. se maximizó en nuestra adolescencia. Recuerdo noches comiendo patatas fritas y bebiendo refrescos, mientras veíamos "Pressing Catch" en la televisión de la trastienda de la tienda de sus padres. Recuerdo una semana que pasamos en Sa Riera con todo el grupo de amigos, semana que significó mi primera borrachera, mi primer vomito, mi primera resaca, mi primer baño desnudo a la luz de la luna, mi primer ojo morado (es una historia muy larga, pero tranquilos, no fue una pelea) y un montón de otras experiencias compartidas que es mejor que queden en secreto por el bien de nuestras reputaciones.
Como suele ocurrir, cada uno siguió su vida y nos distanciamos, pero siempre hemos mantenido el contacto y el buen rollo. Les tengo un gran aprecio y me enorgullece poder tenerlos como amigos, de hecho, pasan los años y cada vez les doy más valor a los amigos.
La cena fue genial, Mr. cocina magníficamente bien (como todas las buenas madres). La cena se alargó hasta las tres de la mañana, como imaginareis, había mucho que contar para ponernos "al día".
En un momento dado, Mr. trajo los postres, que consistían en un bizcocho casero con una mermelada de uva, que habían hecho con las uvas que tienen en su jardín. Tanto el bizcocho como la mermelada, estaban buenísimos, pero me sorprendió mucho la mermelada de uva y Mr. insistió en que me llevara un bote para hacer mis "experimentos".
Así que aquí viene mi "experimento". Experimento que quiero dedicarles a G. y a Mr., como agradecimiento por ofrecerme su apoyo en estos momentos, y como no, por aguantar mi verborrea hasta altas horas de la noche!
"Pa de pessic", Helado de yogur griego, mermelada de uva, kaki y crujiente de miel y castaña.
Se trata de un postre relativamente sencillo, de sabores dulces que contrastan entre si, por su textura. Todos habréis comido alguna vez un yogur con mermelada, verdad? Pues se trata de partir de esa idea, para crear algo mas sofisticado y moderno.
El "pa de pessic", es el nombre que se le da en Catalunya, al bizcocho, la traducción y el origen del nombre, son muy curiosos. La traducción es "pan de pellizcos" y se le llama así, porque está tan bueno, que vas cogiendo trozos de bizcocho a pequeños pellizcos y sin darte cuenta, se ha terminado. A que es acertado el nombre?
Para el "pa de pessic" necesitamos:
Ingredientes para un molde de 20 cms:
- 150 gr de azúcar
- 150 gr de harina
- 5 huevos
- 1/2 sobre de levadura Royal
- Sal
- 150 gr de azúcar
- 150 gr de harina
- 5 huevos
- 1/2 sobre de levadura Royal
- Sal
Precalienta el horno a 180ºC.
Una vez tengamos el bizcocho, iremos a por el otro elemento "complicado", el crujiente de miel y castañas.
Como os he comentado, estamos en otoño, en mi ciudad son ferias, y hay puestos de castañas asadas por doquier, así que adivinareis fácilmente de donde he sacado las castañas, verdad? Pero también podemos hacerlo con castañas sin asar o cambiarlo por almendras tostadas, a vuestro gusto. En mi caso, quiero que el plato represente en parte a las ferias de Girona, para que así G. recuerde las noches en "las barracas" y los calimochos que nos tomamos.
Para hacer el crujiente, cortaremos las castañas a daditos pequeños y los pondremos en una sartén anti-adherente. Añadiremos unas cucharadas de miel, y unas gotas de agua (media cucharilla de cafè). Dejaremos que la miel se funda y se caramelice. En cuanto tenga el color y la textura deseados, "tiraremos" la mezcla sobre un Silpat o un papel de horno, y con cuidado, lo extenderemos para que quede lo más fino posible.
Lo dejaremos enfriar, para que solidifique.
Por otro lado, está el helado de yogur griego. Yo os recomiendo comprarlo ya hecho, pero en su defecto, es muy sencillo de hacer, solo hay que ser previsores. Me explico. Cogemos unos yogures griegos, y los ponemos en el congelador, el tiempo para que estén congelados y con la textura deseada, es de 2:30h. si están menos tiempo, no será un helado y si están más tiempo, estarán demasiado congelados como para hacer una quenel, así que si somos previsores y cuidadosos con el tiempo, no habrá problema.
La mermelada de uva, es el ingrediente secreto y protagonista principal de este plato, lo podéis substituir por otro tipo de mermelada, pero tendréis que diluirla en un TPT (Tanto por Tanto) de almíbar para hacerla más liquida.
Y el otro elemento, es el kaky, en este caso, necesitaba aportar frescor y una textura diferente, pero no podía poner una fruta demasiado dulce, ni demasiado blanda, así que el kaky, le viene perfecto. Es tan simple como cortarlo en dados, ponerlos en un vaso con agua (para que no se oxiden) y guardarlos en la nevera hasta el momento de servir.
Con todo preparado, vamos a emplatar:
Empezaremos poniendo un "cubo" de pa de pessic en el plato, una cucharada de los dados de kaky, a su lado y bañamos el fondo del plato con la mermelada liquida de uva.
En el momento de llevarlo a la mesa, ponemos una quenel de helado de yogur griego, y el crujiente de miel y castañas coronando todo el conjunto.
Es un postre espectacular, que viene de la inspiración que me transmite la amistad que siento por G. y por Mr. a los que quiero dedicar este postre, ya que creo que les representa bastante. Es dulce, suave, tradicional y moderno a la vez, contundente y sobretodo, está lleno de cariño.
Gràcies per tot amics!!
Piltrafilla.
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