Hola a todos y a todas,
Durante este ultimo mes, se me ha acumulado trabajo del blog y tengo mucho que explicar, así que voy a ponerme manos a la obra!
Una de estas noches, fui con N. a cenar, de hecho, habíamos quedado para hacer un café que se convirtió en unas cervezas con unas patatas bravas. Durante la conversación, hablamos de comida y de mi afición por la cocina. Y una cosa llevó a otra, así que decidimos ir a cenar a un restaurante que tenia ganas de probar.
Se trata de Ravonibus, un restaurante que está en Ravòs de Terri, población cercana a Girona.
Se trata de una masía de payés, restaurada combinando el estilo rustico-catalán, original de la casa, con el cristal y los espacios abiertos y diáfanos. Un conseguido ambiente romántico y elegante.
Nos decantamos por un menú de 25€ por persona, que proponía un entrante, un primer plato, un segundo plato, postres, vino y cafés.
Empezamos con los entrantes: Pan con tomate y fuet.
Simplemente puedo decir: Triste! Muy triste! Mísero! Escaso!
Al ver el entrante, cambió nuestra predisposición hacia los platos siguientes, ya que si lo primero que te sirven son dos trocitos de pan con tomate y un poco de fuet (embutido típico catalán) tan miseros y escasos que lo primero que piensas es: "para poner esto, mejor no poner nada", empezamos mal!
Hablando con N. decidimos pedir un plato distinto cada uno, y compartirlo para así probar más platos. Es un detalle fantástico en una mujer, que no tenga complejos en compartir un plato de comida. Esa generosidad, es habitualmente extrapolada a la vida diaria, y eso dice mucho de una persona.
Al lio! Estos fueron los primeros platos:
Trencadissa de setas y botifarra de perol.
Se trata de un "revoltijo" de setas, patata y butifarra de perol. La butifarra de perol, es un embutido típico catalán, realizado con carne estofada. Estaba realmente bueno, son sabores típicamente catalanes, caseros y sin pretensiones.
El otro primero fue: Pastel de verduras de otoño con olivada.
Un "pudin" de verduras, combinado con olivada, que es un puré de aceitunas negras.
La combinación de la textura esponjosa y suave del pastel, con la contundencia de la olivada, convierten este plato en un muy buen conjunto en el paladar. Pero en este punto, ya nos dimos cuenta que la comida del restaurante, no va en conjunto con la estética del mismo. Los platos que nos sirvieron hasta el momento, estaban gastronómicamente correctos, pero la creatividad era muy escasa. Creatividad que desborda la decoración del local y que provocó las falsas expectativas con las que veníamos.
Pasamos a los segundos platos, que fueron:
Galta de cerdo estofada, con ciruelas y reducción de Ratafia.
Unas galtas (carrilleras) estofadas, con ciruelas y reducción de Ratafia, que es un licor típico catalán hecho a base de nueces verdes y otras hiervas. El resultado, es un plato de sabor típico, casero y contundente. Con toques dulces y de textura suave. Una carne que de deshace en la boca, resultado de pasar un largo tiempo a fuego lento. Quizás excesivamente dulce.
El otro segundo fue: Atún con cebolla escaluña caramelizada.
Un buen trozo de atún cocinado perfectamente y acompañado de unas cebollas escaluñas (una variedad francesa de cebolla, pequeña y con un toque dulce) y unas patatas al horno.
Es un plato bastante "habitual" , bien cocinado y con una presentación aceptable.
Y ya llegamos a los postres, que fueron:
Pastel casero de Manzana y frutos secos.
Un rico pedazo de pastel casero, con manzana y pedazitos de frutos secos. Tenia un toque de canela que le va fenomenal a la manzana. Por lo demás, un postre contundente para terminar la cena.
Y el otro postre: Naranja "engañada".
Un toque de sencillez y de originalidad en este plato. Se trata de una naranja cortada en finas láminas, bañada con su propio jugo y un poquito de Moscatel . Un poco de azúcar moreno, terminaba de enlazar los sabores del plato. Un postre simple, divertido, original y con ese punto ácido, que ayuda a "bajar" la cena.
En cuanto a bebida, nos decantamos por un vino de la tierra, el Sinols blanc 2011 D.O Empordà. Un vino blanco joven, pero con mucha personalidad. Un acierto seguro tanto para carnes, como para pescados o verduras. Un autentico todo terreno enológico.
Elaborado por la cooperativa Empordalia, es un "viejo" conocido y un sinónimo de calidad a buen precio.
Si tengo que hacer una valoración justa, me veo en la obligación de decir que la cena fue, gastronómicamente decepcionante. Quizás la estética cuidada del local, induce a crear unas falsas expectativas, que la cocina casera, que en este restaurante se sirve, no es capaz de cumplir.
No digo que la comida estuviera mal, sino que la estética del local, el ambiente y la decoración, no están en conjunto con la comida. La presentación de los platos no esta muy cuidada y no se sirve una cocina elaborada como cabria pensar al ver las fotos del local en su web.
Lamento ser duro, pero hoy por hoy, Ravonibus, es un restaurante más. Sí en algún momento, los propietarios se plantean una carta más moderna, actual y creativa, le darán el "plus" de calidad que este local necesita. Tienen potencial, están en un entorno privilegiado, rodeados de naturaleza, solo necesitan tomar el camino correcto y empezar a exprimir el potencial del local.
Piltrafilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario